LAS PINTURAS DE CHAUVET
Figuras que nos conectan con nuestros ancestros
Cuando los primeros hombres miraron asombrados el mundo que los rodeaba, surgió un milagroso impulso que los llevó a plasmar en rocas la exuberancia de la que fueron testigos. El increíble legado de las antiguas pinturas que yacen en cuevas prehistóricas, representa lo que alguna vez fue nuestro mundo y también la visión que tuvieron de este los primeros hombres.
La cueva Chauvet es uno de los lugares más emblemáticos del mundo en lo que a pintura rupestre se refiere. Descubierto en 1994 por un pequeño grupo de espeleólogos dirigido por Jean-Marie Chauvet, en la región de Ardeche, en el sur de Francia, impresiona por la calidad estética de sus dibujos paleolíticos que tienen una antigüedad entre 30.000 y 33.000 años. En 1998, el prehistoriador francés Dr. Jean Clottes dirigió uno de los primeros equipos de investigación que se encargó de estudiar a profundidad este hallazgo.
Uno de los factores que ha sorprendido a los arqueólogos, es la pericia con la que se elaboraron estas pinturas en tiempos tan remotos, obligando a la ciencia a cambiar la clásica visión que establece que el arte primitivo es ingenuo. Los grabados de la Edad de Hielo plasmados en la cueva Chauvet, no solo son antiguos, sino que también son extensos, muy variados y se han conservado en óptimas condiciones.
Dentro de la cueva, se pueden apreciar cientos de pinturas rupestres de animales que representan al menos 13 especies diferentes, incluidas algunas que rara vez se encuentran en otros dibujos de la Era Glacial. En lugar de los animales habituales que predominan en el arte rupestre del paleolítico como los caballos, renos y ganado en general, las paredes de la cueva de Chauvet están cubiertas de leones, panteras, osos, búhos, rinocerontes y hienas, especies extintas en el Viejo Continente.
Dentro de las curiosidades de este lugar hay que recalcar la ausencia de figuras humanas en las paredes de Chauvet, salvo algunas encontradas en el extremo de la galería más baja y más lejana, donde parece haber una figura femenina que atrae la atención del público. Sin embargo, la silueta antropomórfica que más ha captado las miradas de propios y extraños, es conocida como "El hechicero", en la que se puede apreciar un ser mitad hombre mitad bisonte.
Las últimas investigaciones del Doctor Jean Clottes, enfatizan el hecho de que una cueva con arte rupestre solo puede analizarse desde el punto de vista de su entorno y contexto particular. Adicionalmente, recalca que estos lugares se hallan en paisajes cuyas características influyeron en las formas de vida y las creencias de las personas del Paleolítico. De hecho, su arte se origina en los mitos y las prácticas de los humanos de aquella época.
Cabe recalcar que los estudios efectuados en la cueva de Chauvet, han estado restringidos a una pequeña cantidad de científicos, ya que el gobierno galo cuida con recelo el tesoro arqueológico del lugar. Es más, una estadística nos indica que más personas han estado en la cima del Monte Everest que dentro de este increíble lugar. Y es que el arte rupestre que allí se encuentra se basa en un sistema de creencias general que persistió con pocos cambios durante más de veinte milenios, culminando cuando la Era de Hielo llegó a su fin.
El director alemán Werner Herzog, escribió, dirigió y narró el documental “Cave of Forgotten Dreams” (La cueva de los sueños olvidados) de 2010, que nos presenta su visión sobre la magia que alberga el arte rupestre de Chauvet. La magnificencia de esta maravilla nos demuestra que nuestros ancestros tenían la capacidad de realizar preciosos grabados que quedaron en la posteridad, como testimonio de un mundo que aún retumba en nuestro interior.
